Sin tregua agria la temperatura del ser,
En la jaula atrapada, me convertí en mero testigo de mi alucinación
Inhabitada por sombras, la calle tornaba los lirios; yacían rojos
Murmullos. La luna disfruta de su canción de cuna,
mientras; mi alma derramada busca el infinito.

Desorbitadamente quieta,
está la noche entre los dos…
fractura en el tiempo, efímera ausencia de color.
Atisbo de certidumbre, carece de ilusión.

Negros a grises, grises a negros,
se desvaneció lo que por inercia debía ser blanco
hasta disolverse en un azul eléctrico
llenando el vacío del espejismo.
Mientras busco lo inexistente, me pierdo en la sombra de su abrazo