Si pudiera pronunciar mi nombre
tantas veces como a solas pronuncio el tuyo,
se desgastarían los labios
que coloca en tantas cosas el silencio,
la voz descubriría que he naufragado en vela y barcos
imaginando tu oído.

Desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos:
Tú en la distancia tan Tú;
Yo aquí en esta habitación tan Tuyo.

Entre el insomnio de los autos
y la travesía de las sirenas en esta ciudad
de tanto contar mil y un cuentos al sueño al deletrearte,
ya te distingo en mi sombra.