Nocturno
La oscuridad nos viste  con su manto opaco
 pero yo no quiero luces ni guirnaldas.
Solo  una luna en calma necesito ahora
para cristalizar despacio tu rostro en mi memoria.
Desorbitadamente quieta está la noche entre los dos
y el silencio se adensa como una niebla amiga
que llegase desde un mar lejano  y perezoso.
Te marcharas y no sabré tu nombre
Esperaré sin prisas hasta la próxima ola
hasta el próximo desvelo
hasta que un  aire cálido adormezca mis pulmones