A Federico, que amó sin miedo y escribió con sangre y luz.

Amor no pide permiso, arde.
Rompe muros, nombra lo innombrado.
Desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos…
Tiembla la luna, cómplice muda,
teme la pureza del deseo.
Huye, luna, luna, luna,
de mi Andalucía sin consuelo.
Que nadie encierre este fuego,
ni el temblor que hace vivo al pecho.
Amar es desafiar al dogma,
ser herida y canto en un mismo verso.
Amor es verdad: incendio eterno..