Desorbitadamente quieta,
está la noche entre los dos…
cuando percibo que me miras,
y solo se escucha tu voz.

Cuanto quisiera retenerte,
poder saber si me amarás,
pensar que ya cambió mi suerte,
acariciar tu suavidad.

Tomé tu mano entre las mías,
y sin dejar de suspirar,
te entregué entera mi vida,
fuiste un sueño nada más.