Un beso de más y mi corazón naufraga.
Un beso de más y me quedo anclada en tu tempestad amarga.
Cabalgaría sin miedo… sucumbiría a tu latido infernal.
Mi intensidad no tiene cabida en tu alma.
Desorbitadamente quieta está la noche entre los dos…
Nunca me lo has dado, ese beso… Y debería agradecerte por ello.
Y sin embargo vuelvo a ti en mis noches oscuras, en mis días siniestros.
En el caos y en la luz, en el pesar y en el batir de mis alas, ya listas para volar.
Ese placer infinito no se borra sin más.
Gracias por no haberme dado ese último beso.