En el último suspiro de nuestro amor,
algo en el aire se detiene;
en tus ojos el brillo se empaña,
nuestros latidos se intensifican.

Desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos…
un sinfín de destellos y recuerdos nos atraviesa
por todo lo que hubo entre los dos.

Vivimos aquello con lo que la mayoría sólo sueña:
entrelazamos nuestro sentir y palpitar.

Detengamos el instante de este adiós,
hasta volvernos a encontrar.