Desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos…
Me repito a mí misma en un intento de obviar tu partida.
No consigo abrazarme si no es pensándote.

Recuerdo con nostalgia cada centímetro de tu adiós.
La prisa aparece en el vacío del olvido.
Murmullo tu nombre en cada calle; en cada esquina.

Paseo entre las sombras aferrada a una inútil esperanza,
y trago el aire, que me recuerda, que ya casi te estoy olvidando.

Desmesuradamente azul el cielo en esta noche.
Desbordada de nubes mi alma anochece hoy.
No tardes, que yo te espero.
No demores, que aún te quiero.