–Desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos…
[Sueña la sagita del péndulo.
Nuestro tiempo.
Y tú y yo –-poema el uno del otro–
nos amamos
en la inmensa medida exacta,
un solo latido
que su arco revela.]
–Quédate en el centro de mi centro.
Allí donde los versos nos habitan.