Los vi mirarse como quien descubre un secreto,
con la ternura temblando entre sus manos,
y el mundo detenido en un instante.
Hoy desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos…
y yo, testigo de esa eternidad,
siento que el silencio se vuelve música.
Sus voces son ya raíces que se entrelazan,
sus gestos, relámpagos que iluminan la penumbra.
Sin hacer ruido di media vuelta,
guardando en mi memoria la certeza
de que el amor puede vencer a la sombra.