Amante de nieve calienta mis manos.
Obedece al placer, yo te lo ordeno.
No pierdas instante, se un príncipe de sombra.
que haga algo con esto que se ha apoderado de mi.

Escúchame Dios, se blando, deja la dureza del camino,
acostado está el terremoto, creo que se ha dormido.
Lo creo porque es de noche y las caricias empiezan.

Tan alto vuelo y como puedo lucho
Agradable es la brisa, acalorada estoy como la hierba al sol.
Pero cuando acabes déjame olvido seco y recuerdo anterior.

Desorbitadamente quieta está la noche entre los dos,
mi condena es la calma sin luz.
Mírame a los ojos recuerdo y no salgas nunca de mis adentros.