Te escribo y sé que escribo,
para que no me leas
hasta que el tiempo lo haga.

De igual modo respiro,
aunque ahora no sepas
qué al corazón le pasa.

Hablo al aire y le digo:
¿Se puede oír si piensas
y las palabras callas?

Si miras cuando miro,
quizás entonces veas
que del amor se trata.

Son tus ojos sonido,
aire, tiempo y latido.