Aunque de partículas he fabulado universos,
La inclemente realidad aprieta:
Desorbitadamente quieta,
Está la noche entre los dos.

Liberada ya mi mente del yo embustero,
Desato mi pena, y me acongojo ante tu estela.
A la noche estrellada, mi alma recela
Converger, no me transforma en tu lucero.

Eros sonríe en algún rincón del Cosmos,
Humano ingenuo, no toda danza estelar
Se transforma en alquimia sideral.