Te escribo y sé que escribo
para que no me leas
desde hace días,
tu existencia se volvió efímera.
Pero aun siento las caricias,
con las que me recorrías,
y estremezco
mientras muero,
porque ya no existe lo nuestro.
Amor mío te quiero.
Aunque tu ausencia me dejo en duelo
y no sepa nada de ti,
siempre te tendré aquí
tatuada dentro de mi.