Porque te hice de la nada,
de la sorpresa y el deseo,
hoy te miro a los ojos y te temo.
Te temo, porque eres hija de deseo,
que hoy llena la nada de la que naciste
y cualquier día darás la sorpresa de irte.
No cortare tus alas, joven alma libre,
es más, si lloras, y estas se mojan
yo daré mi calor para cesar el dolor.
Mi calor parte del deseo y vuelve a la nada
y no te sorprendas, una vez a ti dado,
me regocijaré en el temor, pero no sufriré,
amor.