Te escribo y sé que escribo para que no me leas…
Tempranamente te fuiste, estás ausente;
lastimosamente te apartaron de mi vida para siempre.
A diario te pienso, te extraño,
se me hace imposible evitarlo;
sigues grabado en mi alma y en mi cuerpo.
Solo me consuela saber que siempre estarás presente,
cada vez que mire el tierno rostro del fruto bendito de nuestro amor que emergió de mi vientre.