Bajo la luna de fuego blanco.
Bajo el sol de octubre que se exhibe
cual quebrada moneda de oro líquido.
Sobre la tierra sedienta de lluvia
cicatrizada por tristes lamentos
Te escribo y sé que escribo
para que no me leas.
Escribo para el viento
para que se lleve mis versos
lejos, muy lejos
y los deje caer sobre el mar
donde se fundirán
con el azul eterno.