El surco abierto espera la cosecha.
El tiempo dejó su sombra en la memoria.
No hay palabras que cierren esta brecha,
solo el rumor del suelo cuando perdona.
Bajo la piel germina lo que fuimos,
la semilla del gesto más humano.
Desorbitadamente quieta está la noche entre los dos,
porque hay nostalgias que no son ausencia,
sino el modo en que la tierra nos recuerda quiénes fuimos.