En la multitud de una estación lejana,
dos almas encontraron su reflejo,
ella, bufanda roja, él, sonrisa en sombra,
tejieron recuerdos, rozaron historias.
«Te escribo y sé que escribo
para que no me leas…»
Se fue, y el eco de aquel encuentro
perdura como página en blanco,
en la marea del tiempo, en sus huellas
silentes, donde habitan promesas y despedidas.