La lluvia sigue cayendo sobre esta ciudad
empecinada en olvidar.

Ya no habito otra tierra que no sea la de la fiel palabra
con su arrullo pertinaz anidando en la memoria.

» Te escribo y sé que escribo
para que no me leas…»

En silencio desando el poema que no deja de buscarte
pájaro carpintero sobre el árbol fiero de la adversidad.

La vida insiste en tallar su pentagrama
cancionero inédito en la belleza
melodías luminosas
oración de cal y canto para los días de soledad.