Como las constelaciones,
desnudas.
‘Desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos…’
Como un diluvio sin agua
se adormecen nuestras manos
en busca de lazos
más allá de la superficie.
No hay fronteras
que valgan
si en ti encuentro el valor
No hay agujas de reloj
El pálpito que no se ve
mueve montañas y nos quedamos