El sol se desviste,
rojizo y callado,
y el cielo se tiñe
de sueños dorados.
Las sombras despiertan,
susurran secretos,
y el viento recoge
sus ecos discretos.
Te escribo y sé que escribo,
para que no me leas…
como el último rayo
que muere y se alea.
Un último rayo,
fulgor que se quiebra,