EL RELOJ DE ARENA

Desorbitadamente quieta está la noche entre los dos.
Simulo un apacible sueño y la espío.
Ella lo advierte, pero no me delata.
Me contempla unos instantes.
Sonríe con dulzura…
Para luego cerrar el paso del suero.
Su cintura cimbreante, es un reloj de arena…
Por donde veo pasar el último segundo.