En el tejido del día, se escapa un punto en la trama,
un agujero irrespetuoso, incómodo y falaz.
Pasa un dolor beligerante por esa insolvencia de la vida,
pasa un grito hecho de un viento que duele como agujas.
Has dejado el hueco como si creyeras imposible su zurcido,
yo sigo esperando que tu mano tome la aguja con el hilo rojo,
el hilo de la pasión incesante, el hilo que obtura la muerte.
Desorbitadamente quieta está la noche entre los dos