Te escribo y sé que escribo para que no me leas, (*)
pero llegado el momento y desconocido lugar,
subido en alas del viento,
mi alma te ha de alcanzar,
hermoso encuentro en la nada,
o en el todo ¿qué más da?
Bendita emoción la mía,
en remembranza infantil,
al aferrarme a tu mano.
Solo es un salto de fé,
y no se siente el pesar,que carga la humanidad.
(*)Del poema, Carta a la madre, de José García Nieto.