«Te escribo y sé que escribo,
para que no me leas…»
Te recuerdo para que pienses
en ese pasado que no llega.
No confías ese corazón frío
el latir de un corazón ajeno
y tus ojos nunca podrán volar
en un cielo luminoso, distante…
¡Rompe esas ataduras!
Escribe y se libre, corazón rebosante
porque en ello la verdad será verdad
y la palabra escrita, será leída.