Desde que me vi en tus ojos profundos
me percaté que vendrían tardes intratables
Supe que esos labios desafiantes, ajenos y distantes
tarde o temprano palparían los míos
presumí junto a ello que mis manos esculpirían tu cuerpo

En tanto, desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos
Y soñé ilusamente tenerte en mi regazo

Volví a creer en el amor y en el encuentro furtivo
aluciné contigo, las estrellas silentes y la luna eclipsada

Te imaginé fulgurante
en la quietud de una ciudad inexistente
Pensé tu boca rosácea rozando mis pensamientos
arrebatando ilusiones y mágicos amaneceres