Desorbitadamente quieta está la noche entre los dos…
la luna teje hilos de plata sobre tus manos,
y el silencio, cúspide de un suspiro,
roza la piel de lo que fue y lo que será.
En el aire flota un perfume de recuerdos,
viejos caminos que regresan en cada parpadeo,
y aunque el tiempo nos disuelva en la distancia,
cada instante contigo sigue latiendo, eterno.