Enanas blancas cuelgan del cielo,
diamantes que son astros
que tocan a su fin.

Tú y yo en esta baranda,
como aves que son prisioneros.

Azúcar verde que cruje en soledad.
Orquídeas que son inviernos.
Mi mano que no alcanza la llama, sin ti y yo…Tu tierra que no alcanza mi fragilidad. Mi nube, tu suelo.

Desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos,

plumados
de silencio.