Hoy la noche es distinta, no sé,
no tiene ruido de autos ni de pubs,
no es la de siempre, no.

Hoy la noche se ha puesto un traje raro,
se ha quedado mirándonos fijo,
y no dice una palabra.

Sólo respira hondo,
como esperando algo.

Desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos.

Y uno piensa que acaso
esta extraña complicidad
es lo último que nos queda
en este cuarto sin reloj.