I entre III
Tú, que disparate parásitos
de tu boca de sangre
yo, sin la incertidumbre
de los tiempos de mi generación
él, sin fronteras, con su mirada blanca
de disparo aurora y horizonte
Tú, que siempre tomaste mi mano
y yo que nunca besé tu frente
entre los dos, él, con el poder
de la piel entre sus piernas
y el agónico día cuando dijeron…
Desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos