Hazme digno de amar sin medida,
que mis manos no busquen oro ni poder.

Desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos…

Que mi corazón pese más que mi fortuna,
que mi alma sea más rica que mis palabras.

No valgo por lo que tengo, sino por lo que soy,
por la ternura que puedo dar y recibir.

Haz que mi amor sea refugio y luz,
que mis silencios abracen al desvalido.

Si soplaras en mi pecho tu gracia,
sería infinito el tiempo entre nosotros.