¿Cómo puede vivir la muerte?
Si vivir es ser, la muerte es no ser o dejar de ser.
Si suponemos que el alma, energía
o nuestra conciencia trasciende la muerte
no dejaríamos de ser, habiendo muerto…
Viviríamos con la muerte, una vez caiga el velo.
Desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos…
Convivimos con la muerte suponiendo
un destino inevitable, pero ninguna certeza.
La muerte dota de sentido nuestras actitudes y sacrificios en vida,
no solo es “el fin”, sino un fin en sí mismo.
La cigüeña nos trae, un tácito viaje nos lleva.