Desorbitadamente quieta está la noche entre los dos
y llorar por la pérdida, en este tiempo incierto,
nos hace más extraños
frente a un reloj inmóvil que no nos corresponde.
Salgamos del tiempo;
anégame en el seno secreto de esta noche
interminable y prendamos el fuego
de esta inaudita dicha
que puebla lo más puro de esta noche eterna.
Entonces volveremos
a nacer en la mañana tantos años después.