Me meces con tus silencios
pero no entre tus brazos.
Recorre, por favor, la distancia,
que une tu miedo al mío.
Desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos…
El aire gotea, pesado.
Se escuchan todos nuestros intentos
por esquivarnos en dobles sentidos
preservando precintos y espejos.
Tu muslo contra mi muslo en el banco
tocándonos y huyéndonos.