LA NOCHE INCENDIADA

La noche, en otros desvelos, era inmensamente larga,
y la presente no alcanza a llenarme de impaciencia.
Como tendido a la siesta, como rondando a la luna,
avaramente perfecta como esta noche ninguna
“Desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos”
¡Quiero noche!, ¡quiero estrellas!, medir de infinito el cielo,
y quiero, en este desvelo, llenarme de fantasía.
Medir el tiempo que existe entre la verdad y el sueño,
y arrodillarme ante el dueño de tamaña maravilla.