¿Sabes, Ulises? Te escribo y sé que escribo
para que no me leas…
Porque a ti, sólo a ti te permitiré
el control,
para que me crucifiques a besos
húmedos
como clavos
que perforen
mi cuerpo.
Condenada al látigo y sangre
de mi boca rojos son los suspiros,
porque mis rosas se abren al verte
y elixir sagrado es el aroma
que bebes hasta saciarte.