Mar, te doy mis pecados
si me devuelves la vida después.
Toma mis ojos marrones
y llénalos de quietud azul.
Arrojaría mi corazón a tus profundidades
por un poco de tu pasión.
Te escribo y sé que escribo,
para que no me leas…
Entrego mis pies al agua,
tu silencio me calma.
Te doy mi tiempo y olvido mi cuerpo
¿Me darás tú la eternidad?