Eres la misteriosa libélula, multicolor de soledades.
Ojalá una lluvia de estrellas trajera tu sonrisa.
No son las amanecidas de tu piel, es mi escritura
que busca navegar en la tibieza de tu ternura.
Te escribo y saboreo los espejos de media noche,
te busco respirando las puestas de sol de tu cuerpo.
Te escribo y sé que escribo
para que no me leas en tu desamor.
Eres la intrigante que no está esperando mi canto,
mi palabra no encuentra tus vertientes,
vertientes de estrellas fugaces.
No lees mis ojos vacíos de tanto escribir, eres la libélula
de los eclipses que borran mi escritura pintada de ausencias.
Y se queda, en el olvido, mi alma desnuda con versos ciegos.