Y ahora entre esta losa impermeable de fracasos nocturnos,
remiendo los trozos de corazón que mis tacones no supieron interpretar.
Pasos malditos de baile entre copas de sangre sin enfriar.
Ebanista creando palabras ardientes en mis oídos al rabiar.
Y en esta deformidad de partículas de silencios sin cortar.
Te escribo y sé que escribo para que no me leas.
Para ser ese pequeño espacio en tu rutina etérea.
Para conjugar lágrimas en mi eterno pesar.