Suplicaba solo en silencio,
sentenciando su voz devota
sobre la brisa.
Desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos…
que funden firmes oraciones
buscando un consuelo mayor.
Bajar quedamente la vista y
vestir la luz en un segundo,
iluminando la estancia.
Posar la mano sobre el aire
con una firmeza divina,
y en el más lindo consuelo
exhalar palabras no oídas.