Tu mano roza el misterio y se detiene.
Metáfora de lo inabarcable.
¡Cuánta belleza en esta tristeza mía!
Desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos…
La calma miente,
detrás del orden, está mi delirio.
Es mi ritual de expiación.
El poema está hecho de ruinas.
En la caída, fragmentos de cuerpos.
Miramos el cielo desde otro abismo.
Ahora, la noche se estira,
nosotros, nos encogemos en su bostezo.