Como el jade rojo,
encapotado, tono de pasión.
Desorbitadamente quieta.
Ante tus supuestos párpados caídos,
llegó el fin de la era de las musas.
Está la noche entre los dos…
entre un mar bravo y las montañas infierno.
Conectados hasta nuestra despedida, llamados al cambio.
Somos un susurro épico:
retinas y memorias de atardecer.
Caballos blancos de la mar, al trote y sin galopar,
provocando gritos de piedras al rechinar.
Alimento del alma,
ante la despedida del rosa Poseidón.