Buscándote, llamándote, «Te escribo y sé que escribo
para que no me leas…» En el subsuelo del mundo, de cabeza a la manera de los murciélagos en la caverna
escribiéndote después de tantos años.
¿Qué maldito evento triunfó sobre el bien y me trajo hasta acá?
Hasta los bosques frondosos que al caminar gimen con el roce de los vientos
Hasta las rocas que coronan las colinas gobernadas por el hielo
A la estrella del norte
La sigo desde mi ataúd
Se aleja mediante la rotación
Es devorada por las copas
Y las copas bebidas por las auroras
Que anuncian el fin
No te bastaba acaso…
¿Qué hago yo aquí?
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