Mírate, mírame, ya nada es como pensábamos que sería antes.
No se ni cuanto pasó, y todavía no veo ni rastro de tu cara entre la gente.
Con la diferencia que hacen un par de metros bajo tierra,
no sé cual de los dos es el que actúa más distante.
No consigo borrarme esa frase que leí tu cuaderno,
la llevo con ceniza escrita en la frente:
“te escribo y sé que escribo para que no me leas”
Siento que sin saberlo incumplí una promesa.
Y aunque sé que nadie escapa al frío “punto y final”,
triste e ingenuo cometí un error fatal,
en el calor de nuestra historia, nos creí diferentes.