Desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos…
La acedia al vacío me reta,
a ser nada, lejos de Vos…
Al navegar por este mar,
que tu creación me ha regalado,
te amo. Te pido al contemplar,
oh Dios, tu infinito legado,
que como el trigo me triture
para ser pan de blanca luna.
Que como la uva me molture
para ser vino en noche bruna.
Que revestido de tu Amor
aprenda a servir con candor.