Las hojas caen sobre la acera húmeda,
el viento juega con los recuerdos.
Desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos…
Tus ojos reflejan el brillo de la luna,
mis manos buscan el calor de tu sombra.
El tiempo se detiene, y en el aire
resuenan los secretos que nadie contó.
La ciudad duerme, pero nosotros
existimos en el instante eterno del silencio.