Te escribo y sé que escribo
para que no me leas
mas no receles que contigo siento:
roces angelicales,
ditirambos, corales,
en tus hombros romos por mí besados.
¡Desnudos y estivales
como los de la Maja
de Goya, pintor de corte, pintados!
Tus labios encarnados y sensuales,
delicados, carnosos y afrutados
son envidia de los verdes juncales
que bordean los arroyos, triunfales.