… y en esta noche obscura, cargada de certeza,
eludiré confiarte el motivo que me trajo.
Me perderé en la bruma, tiznada de silencio,
colmada del amor que he custodiado
resignada a los estragos de mi argucia
para eludir nombrarte a hora inoportuna.
Fuiste mi cosmos, mi horizonte, mi universo,
el aire que aspiré y que me aplacaba,
la razón de que despuntaran las mañanas
y me impidieran licenciarme de fracaso.
Te escribo y sé que escribo sin esperar respuesta,
redacto y sé que lo hago para que no me leas…
Quizá esta sea la hora más fértil de mi vida,
la hora de enfrentar la aceptación y la renuncia.