Un día, dormido, soñé que nacía,
soñé que perdía, soñé que ganaba,
soñé que reía, soñé que lloraba,
soñé un Mundo nacido de mi fantasía.
Soñé con un sueño lleno de alegría:
amigos, trabajo, mujer que me amaba.
Soñé todo un sueño donde despertaba
y una manta de sombras mi Mundo cubría.
Oscura, desorbitadamente quieta
está la noche entre los dos brillantes
ojos de un dios que me crea, soñando
el sueño profundo de una mente inquieta
(sin arriba, ni abajo, después, ni antes)
que nace, cuando mi sueño está empezando.